Judaísmo y cristianismo: La diferencia entre las religiones
Aceptar que el cristianismo es la continuación natural del judaísmo, simplemente en base al hecho de que el cristianismo surgió del judaísmo y de que Jesús era judío, resulta engañoso. Existen diferencias sustanciales y fundamentales entre ambas religiones, entre ellas, la cuestión de quién es Jesús.
Los fundamentos del judaísmo
El judaísmo es una de las religiones más antiguas que se remonta a más de 2000 años antes de Cristo, desde el momento en que Dios convocó por primera vez a Abraham a abandonar su hogar para seguirlo. En aquella ocasión Dios hizo un pacto con Abraham en el cual El prometió convertir a Abraham en el padre de una nación grande y poderosa, y que llegaría el día en que sus descendientes heredarían la tierra de Canaán en la medida que Abraham lo siguiera.
Por medio de Moisés Dios entregó la ley al pueblo de Israel y el cumplimiento de sus promesas pasó a estar condicionado a la obediencia a la ley. Según los judíos, la ley se llama Torá y comprende la ley escrita (el Antiguo Testamento) y la ley oral que se transmite desde los tiempos de Moisés. En la Torá figuran 613 mandamientos, de los cuales los Diez Mandamientos son los más conocidos.
Judaísmo: una fe monoteísta
La doctrina cristiana define a Dios como tres personas divinas. La creencia central del judaísmo radica en la existencia de un solo Dios, el creador de todo, lo que nos agrada y lo que no. No existe una fuerza del mal capaz de crear el equivalente a Dios. El concepto cristiano de Trinidad es por lo tanto, incompatible con la concepción judía que rechaza la idea de que Dios está integrado por tres partes.
La creencia en Jesús
El principio central de la religión cristiana es la creencia de que Jesús es el Hijo de Dios, parte de la Trinidad, el redentor de las almas, el Mesías que llegó a la Tierra para absorber los pecados de los seres humanos y por lo tanto, redime de sus pecados a quien acepta su divinidad.
Esta creencia en Jesús como una revelación divina corporizada es una idea cristiana inaceptable dentro del judaísmo. De acuerdo a la Torá, el mesías será un ser humano, no una persona divina, que va a restaurar el reino físico de Israel, va a reconstruir el Templo de Jerusalén y va a traer la paz terrenal. De aquí que para los judíos, Jesús fue un ser humano que vivió en Israel hace alrededor de 2000 años. En su calidad de ser humano no pudo salvar almas ni levantarse de la muerte. El no absorbió pecados humanos ya que estos solo pueden expiarse a través de la búsqueda del perdón, del arrepentimiento y con la corrección de los propios errores. Él no condujo hacia una era de paz, como los judíos podemos afirmar con solo mirar alrededor. Jesús no cumplió las profecías mesiánicas ni encarnó las aptitudes personales del mesías.
De este modo, nadie que sea judío, ya sea de nacimiento o por conversión, puede creer en Jesús como hijo de Dios o como mesías. Para los judíos, no hay otro Dios que Dios.
El cielo y el infierno
El judaísmo no tiene una concepción clara del cielo y del infierno, con diferentes lugares en el infierno para los diferentes castigos. Más bien, la idea es que Dios usa la vida después de la muerte para hacer justicia definitiva y en cuanto a los pecaminosos para encontrar cierto tipo de redención final.
El judaísmo no cree que los gentiles vayan automáticamente al infierno y que los judíos vayan automáticamente al cielo por el solo hecho de su pertenencia religiosa. Por el contrario, la conducta ética personal es lo más importante.
El libre albedrío y la ética judía
La doctrina cristiana del pecado original sostiene que todos nacen pecaminosos. El judaísmo, por otro lado, rechaza la concepción cristiana del pecado original según la cual las personas son malas y no pueden expiar sus propios pecados. El judaísmo cree que las personas tienen dentro suyo una esencia buena y una mala, y poseen el libre albedrío para decidir cómo actuar. Esta libertad de elección brinda la base para la ética judía.
La concepción judía de los misioneros
Una creencia central del judaísmo es que todas las personas son creación de Dios y por lo tanto, iguales antes de Dios. Consecuentemente, el judaísmo no requiere que una persona no judía se convierta al judaísmo para obtener su salvación siempre y cuando se comporte de una manera ética. De hecho, solo personas que voluntariamente deseen unirse al judaísmo por una convicción verdadera son aceptados en la religión judía.
Los judíos no desean hacer proselitismo, no desean convertir a otras personas al judaísmo y no tienen ningún inconveniente en convivir junto a otras religiones. Los problemas surgen solamente frente a algunos cristianos que creen que tienen un mandato para hacer proselitismo.
Judaísmo mesiánico:
Tan solo en los Estados Unidos hay muchas organizaciones cristianas misioneras como "Judíos para Jesús" que se propusieron como objetivo evangelizar y convertir judíos al cristianismo, una tarea en la que la Iglesia fracasó durante los últimos dos milenios. Ellos manipulan, tergiversan, traducen mal y sacan de contexto fragmentos de las escrituras judías para que parezca que se refieren a Jesús. Algunas de las organizaciones se definen como "Judíos mesiánicos" o "Cristianos hebreos" para ocultar el hecho de que en realidad ellos creen en el cristianismo. A veces ellos optan por llamar a Jesús Yeshúa, su nombre en hebreo, con el propósito de dar credibilidad a la idea de que lo que ellos practican es una forma de judaísmo, lo que no es cierto.
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